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¿Cuál es el mejor momento para iniciar un negocio?



Vivimos en una época en la que se promueve el emprendimiento, la innovacion y la creación de nuevos negocios. Todo el tiempo en todas partes. Y en términos generales, no podría estar más de acuerdo. Pero antes debemos revisar los datos que nos hablen de la tasa y factores de éxito de los nuevos negocios.


Se estima que al dia de hoy, solo 1 de cada 7 nuevos negocios permanecen vigentes y rentables después de 5 años de su creación. Dato que deja mucho que pensar…


Y es por esto que necesitamos hablar de algo: La idea de que los mejores emprendedores son casi siempre los jóvenes súper creativos listos para revolucionar industrias recién salidos de la universidad.


Esta narrativa definitivamente crea películas emocionantes (La red social sigue siendo una de mis favoritas), pero no se alinea del todo con la realidad.


Según un estudio realizado por el Instituto americano de investigación económica, la edad promedio de los fundadores de las nuevas empresas de más rápido crecimiento es en realidad alrededor de 45 años. Esta estadística desafía la idea popular y sirve como una prueba de realidad contra la idea de una cultura de startups juveniles.


Lo que muchos ya sabemos, resulta que tener éxito en los negocios requiere una combinación de madurez, experiencia y conocimiento profundo de la industria, cualidades que estadísticamente es más probable que se encuentren entre quienes han pasado una cantidad significativa de tiempo en la fuerza laboral.


La glorificación de los jóvenes emprendedores puede ser convincente y encaja perfectamente en la narrativa del excepcionalismo y la ruptura del molde, per ignora algunas duras realidades. Como sugieren los datos, los fundadores jóvenes tienden a fracasar a un ritmo mucho mayor que sus pares de mayor edad.


Y entonces, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?


Los mayores culpables aquí no son sólo los “contra-emprendedores” de youtube que venden cursos sobre emprendimiento, sino también las representaciones al estilo de hollywood del éxito de los jóvenes emprendedores. Como siempre, el mundo del espectáculo distorsiona nuestra percepción de la realidad.


Y para poner un ejemplo, pensemos en el atractivo de un caso como el de Mark Zuckerberg, personaje que nos ayuda a describir el sueño de lanzar un negocio revolucionario directamente desde un dormitorio de universidad, convertirse en multimillonario y cambiar el mundo antes de cumplir los 30 años. Es una narrativa que es a la vez seductora pero peligrosa, que pinta una anomalía como si fuera una hoja de ruta común hacia el éxito, y que distrae mucho a la gente.


Esta distorsión alimenta un problema más amplio: que los jóvenes de hoy en día a menudo se ven empujados hacia el emprendimiento no sólo como un camino, sino como “el camino”. Este consejo se produce a expensas de trayectorias profesionales más tradicionales y, a menudo, más estables, que implican el desarrollo de habilidades y experiencia de forma gradual con el tiempo.


Muchos jóvenes podríamos llegar a ignorar los beneficios de navegar y dominar sistemas e industrias establecidos antes de intentar derribarlos.


De hecho, hay una narrativa que se cuenta con menos frecuencia: los emprendedores más exitosos suelen ser aquellos que han pasado años en sus respectivas industrias. Son personas que no sólo han perfeccionado una serie de habilidades específicas, sino que también han construido amplias redes y adquirido el conocimiento matizado que sólo proviene de una experiencia de largo plazo.


El estudio citado por el instituto americano de investigación económica incluso encuentra que los fundadores de mediana edad tienen significativamente más probabilidades de lograr un alto crecimiento en sus empresas, lo que refleja una mayor probabilidad de éxito con la edad. A los datos me remito.


La realidad es que, a pesar de estos hallazgos, existe un impulso que parece venir de todas partes para que los jóvenes se sumerjan de lleno en el emprendimiento. Y pareciera que entre antes, mejor.


Este impulso a menudo conduce a un ciclo en el que los jóvenes inician negocios prematuramente, acumulan deudas y enfrentan importantes contratiempos profesionales cuando esos emprendimientos fracasan. Es increíblemente peligroso y podría hacer retroceder a los jóvenes al principio de su carrera o de su vida.


Considero que el mejor consejo para los jóvenes emprendedores no es disuadirlos de sus ambiciones, sino alentarlos a abordarlas con una comprensión clara de lo que realmente se necesita para tener éxito en los negocios.


Siempre hay otra voz dispuesta a ofrecer una perspectiva más optimista, seguida rápidamente por una oferta para un curso costoso que, casi siempre, no logra impartir las habilidades que los jóvenes empresarios realmente necesitan.


Entonces, ¿deberían los jóvenes iniciar negocios? Absolutamente, si se sienten obligados a hacerlo. Pero también deberían conservar sus trabajos, adquirir experiencia de otras formas y tal vez pasar algún tiempo en negocios ajenos aprendiendo cómo funcionan realmente las empresas y el mercado actual.


El espíritu empresarial no se trata sólo de grandes ideas y grandes riesgos; también se trata de sincronización y mucha paciencia, cualidades que vienen con la edad y la experiencia.


Diego Alcalá, Director de Operaciones en Comprando América


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