
La tentación de los activos de riesgo es algo que todos los inversionistas enfrentamos en algún momento. El atractivo de rendimientos potencialmente altos puede nublar nuestro juicio, especialmente cuando vemos a otros “presumiendo” ganancias extraordinarias en redes sociales o escuchamos historias de éxito overnight. Pero analicemos, la realidad es que invertir en activos de riesgo es un arte que requiere tanto conocimiento como disciplina.
Como dice Michael Mauboussin, estratega de inversiones: "El mayor riesgo no es la volatilidad de los precios, sino si vas a poder mantener tu inversión el tiempo suficiente para beneficiarte de la relación riesgo-retorno". Esta perspectiva cambia completamente el enfoque tradicional sobre el riesgo.
Empecemos por definir qué podemos clasificar como activos de riesgo. En términos generales, un activo de riesgo es aquel que tiene una alta volatilidad en su precio o valor, y donde existe una posibilidad real de pérdida significativa del capital invertido. Las acciones de empresas en crecimiento, las criptomonedas, los derivados financieros y las inversiones en startups son ejemplos. También podríamos incluir ciertos tipos de bienes raíces especulativos o inversiones en mercados emergentes.
Recuerdo el caso de un inversionista que en 2021 puso el 50% de su portafolio en criptomonedas porque "estaban subiendo sin parar". Cuando el mercado se desplomó en 2022, perdió más del 70% de su capital. El problema no fue invertir en criptomonedas, sino la sobre-exposición a un solo tipo de activo de riesgo.
La diferencia entre un activo de riesgo legítimo y una estafa es la transparencia y la existencia de un valor subyacente real. Cuando inviertes en una startup, aunque el riesgo es alto, existe un equipo, un producto o servicio, y un plan de negocio que puedes evaluar. En contraste, las estafas suelen prometer rendimientos "garantizados" sin explicar claramente cómo se generarán esos retornos.
Dice Nassim Taleb: "Si no puedes entender por qué algo puede salir mal, tampoco entiendes por qué puede salir bien". Esta reflexión es necesaria cuando evaluamos activos de riesgo. El timing es fundamental cuando hablamos de inversiones de riesgo. En mi opinión, el momento adecuado para invertir en estos activos es cuando cumples tres condiciones fundamentales:
Primero, tienes un portafolio base sólido con inversiones más conservadoras. En mi experiencia, esto significa tener al menos el 70% de tu capital en activos más estables antes de considerar inversiones de alto riesgo.
Segundo, comprendes a profundidad el activo en el que vas a invertir. No basta con leer un par de artículos o seguir recomendaciones en redes sociales. Necesitas entender los fundamentales, los riesgos específicos y los factores que pueden afectar su valor.
Tercero, puedes permitirte perder el capital que vas a arriesgar sin que esto afecte tu estabilidad financiera. La clave no es cuánto ganas cuando tienes razón, sino cuánto pierdes cuando te equivocas.
La elección del vehículo de riesgo adecuado es quizás la parte más crítica del proceso. Mi recomendación siempre ha sido empezar por identificar las áreas donde tienes ventaja competitiva. He visto demasiados casos de personas que invierten en sectores que no entienden solo porque "están de moda" y los resultados raramente son buenos.
Por ejemplo, si trabajas en tecnología, probablemente entiendas mejor los riesgos y oportunidades en startups tecnológicas. Si conoces bien el mercado inmobiliario, quizás los proyectos de desarrollo especulativo sean más apropiados para ti. El conocimiento específico de una industria puede ser tu mejor protección contra pérdidas catastróficas.
La gestión del tamaño de la posición es igualmente importante. Una regla que recomiendo es no invertir más del 5-10% del portafolio en activos de alto riesgo, y nunca más del 2-3% en un solo activo de este tipo. Esta diversificación dentro de la porción de riesgo del portafolio te permite sobrevivir si alguna inversión sale mal.
Las estafas, por otro lado, se distinguen por características muy específicas que he visto repetirse una y otra vez: promesas de rendimientos irreales, presión para invertir rápidamente, falta de transparencia en cómo se generan los retornos, y ausencia de regulación o supervisión adecuada. Como dice Bill Ackman: "Si no puedes explicar cómo ganas dinero en tres oraciones, probablemente hay algo sospechoso".
He notado que muchas personas confunden el riesgo calculado con la especulación ciega. El riesgo calculado implica un análisis profundo, una estrategia de salida clara y un plan de gestión de pérdidas. La especulación ciega, en cambio, se basa en esperanzas y rumores.
La verdadera habilidad en la inversión de riesgo está en mantener la disciplina cuando las cosas van bien y la calma cuando van mal. Como dice Joel Greenblatt: "El mercado hará lo que sea necesario para decepcionar al mayor número de personas posible". Recordemos que la meta no es eliminar el riesgo, sino gestionarlo inteligentemente. Esto significa tener un proceso claro para evaluar oportunidades, establecer límites de pérdida y, sobre todo, mantener la disciplina emocional cuando las cosas no van según lo planeado.
Y tú, ¿Cómo determinas si un activo de riesgo vale la pena o es mejor evitarlo?, ¿Tienes un proceso establecido para evaluar inversiones de alto riesgo o te dejas llevar por el momento?
Diego Alcalá, Director Operativo en Comprando América
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