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Deuda inteligente en tiempos de inflación


La inflación distorsiona nuestra percepción de valor de maneras que pocos comprendemos completamente. Hace unas semanas, un amigo me comentaba que había decidido no comprar un departamento porque "las tasas están muy altas." Cuando le pregunté si había considerado que la inflación real podría estar por encima de esa tasa de interés, su respuesta fue una mirada desconcertada. Esta conversación me hizo reflexionar sobre uno de los fenómenos financieros más malentendidos de nuestro tiempo: cómo la inflación transforma las reglas del juego del crédito.


Warren Buffett solía dice que "la inflación es la forma más sutil y menos comprendida de impuesto." Tiene razón, pero yo agregaría que también puede ser la herramienta más poderosa para quienes entienden cómo utilizarla a su favor.


Vivimos inmersos en una realidad donde los números nos mienten constantemente. Un préstamo al 12% anual suena caro, intimidante incluso. Pero si la inflación real está corriendo al 15% o 20% anual, ese mismo préstamo se convierte en dinero gratis. El problema es que nuestro cerebro no está diseñado para procesar esta matemática contraintuitiva de manera natural.


Podemos notar un patrón: la mayoría toma decisiones financieras basándose en tasas nominales, ignorando completamente el contexto inflacionario. Esta distorsión perceptual tiene consecuencias. He visto familias postergar la compra de su vivienda esperando que "bajen las tasas," mientras la inflación devora su poder adquisitivo mes tras mes. Al final, terminan pagando más por la misma propiedad, no por las tasas de interés, sino porque esperaron demasiado en un entorno inflacionario.


La inversión más rentable que he visto en los últimos años no fue en acciones, bienes raíces o criptomonedas. Fue la decisión de un cliente que tomó un crédito hipotecario a tasa fija del 9% a principios del 2022, cuando la inflación ya mostraba señales de dispararse. Hoy, con la inflación corriendo por encima de esa tasa, está pagando su casa con dinero que vale menos cada mes.


Este es el momento donde las matemáticas financieras se vuelven fascinantes y contraintuitivas. Cuando las tasas de interés reales se vuelven negativas, los deudores se benefician automáticamente del paso del tiempo. Cada mes que pasa, su deuda se vuelve más barata en términos reales, mientras que quienes mantienen efectivo ven erosionarse su patrimonio.


Ray Dalio lo explicó de manera brillante: "El efectivo es basura cuando las tasas reales son negativas." Y tiene razón. En un entorno donde la inflación supera las tasas de interés, mantener dinero en efectivo o en instrumentos de bajo rendimiento es equivalente a quemar billetes lentamente.


Pero endeudarse por endeudarse no es la solución. La clave está en lo que llaman "deuda productiva inteligente": usar el crédito para adquirir activos que no solo mantengan su valor frente a la inflación, sino que se beneficien de ella.


Los bienes raíces son el ejemplo más claro. Durante períodos inflacionarios, las propiedades tienden a subir su valor (o su precio) junto con el incremento general de precios en general. Si financias esa propiedad con una tasa fija menor a la inflación, estás creando una máquina de generar riqueza. Pagas la deuda con dinero devaluado mientras tu activo se aprecia con la inflación. No se trata de apalancarse irresponsablemente, sino de entender que en ciertos contextos económicos, el crédito bien utilizado puede ser tu mejor aliado.


Por supuesto, esta estrategia no está exenta de riesgos. El principal peligro es apostar a que la inflación continuará siendo alta cuando podría moderarse rápidamente. Si los bancos centrales logran controlar la inflación de manera agresiva (cosa que yo personalmente dudo que pase), esas tasas de interés que hoy parecen baratas podrían volverse prohibitivamente caras.


También está el riesgo de liquidez. Si tus ingresos no crecen al ritmo de la inflación, podrías encontrarte en una situación donde, aunque matemáticamente tengas razón, no puedas mantener los pagos de tu deuda. La teoría financiera es hermosa, pero la realidad práctica siempre impone sus propias reglas. Por eso insisto en que esta estrategia solo funciona con activos productivos y con un colchón de seguridad apropiado. Endeudarse para consumo en un entorno inflacionario es simplemente acelerar tu deterioro financiero.


En retrospectiva, los períodos de alta inflación han creado algunas de las mayores transferencias de riqueza de la historia. Quienes entendieron las reglas del juego y se posicionaron correctamente salieron fortalecidos. Quienes se mantuvieron pasivos, conservando efectivo y evitando cualquier tipo de riesgo, vieron deteriorarse su patrimonio.


"Las mayores oportunidades vienen cuando otros están paralizados por el miedo." Hoy, muchos inversionistas están paralizados por las tasas de interés altas, sin darse cuenta de que en términos reales, el dinero nunca había estado tan barato.


Esta no es una invitación al endeudamiento irresponsable, sino un llamado a entender las nuevas reglas de un juego que ha cambiado. En un mundo donde la inflación redefine el valor del dinero, quienes se adapten más rápido a esta nueva realidad tendrán ventajas sobre quienes sigan pensando con la lógica de los períodos de baja inflación.


Y tú, ¿Estás evaluando tus decisiones de crédito e inversión considerando la inflación real, o sigues dejándote guiar únicamente por las tasas nominales?


Diego Alcalá,  Director Operativo en Comprando América

 
 
 

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